LLAMAMIENTO A LOS PROFESIONALES Y VOLUNTARIOS DE LOS SERVICIOS SOCIALES
En los despachos, en la calle, en los centros, en las asociaciones, en nuestra actividad cotidiana, conocemos cada día nuevas personas que están viendo cómo se deterioran sus condiciones de vida hasta límites inimaginables hace tan sólo unos meses.
Miles de personas que han perdido sus empleos comienzan a agotar sus prestaciones por desempleo. Miles de familias han dejado de tener ingresos económicos de ningún tipo. Las redes familiares de apoyo ya no dan más de sí. Muchos de ellos están perdiendo, también sus casas que son embargadas, quedando además como deudores de sumas impagables. Los pensionistas y dependientes con prestación están soportando económicamente estas situaciones cada vez más insostenibles. Y mientras tanto las personas que esperan recibir un Ingreso Aragonés de Inserción comienzan a ver cómo, por primera vez, no se completa la elaboración de la nómina.
Esos mismos miles de personas ven cómo el derecho a un Renta Básica Social, recogido nada menos que en el Estatuto de Autonomía, se deja en el plan estratégico de servicios sociales para dentro de demasiado tiempo (de hecho no tiene dotación económica en la memoria hasta dentro de varios años)
Muchos programas de protección, apoyo e inserción social están desapareciendo o disminuyendo su intensidad porque han dejado de tener apoyo económico. Las personas que eran atendidas quedan a su suerte (menores, personas en riesgo de exclusión, discapacitados, etc)
Cientos de personas en situación de dependencia están esperando recibir su prestación. Sabemos que lo hacen en balde. No hay nuevas entradas en nómina en las prestaciones económicas y los servicios no se ponen en marcha. Ni siquiera se reponen las bajas que se van causando en los centros que los atienden. Si esto sigue así muchos centros se van a ver abocados al cierre.
Hay niños y niñas que comienzan a pasar hambre porque se les ha hurtado la posibilidad de tener becas de comedor y se les dirige a los servicios sociales para que hagamos lo que podamos. Los gobiernos que representan la voluntad popular lo han decidido así.
Hay ancianos que comienzan a no poder pagar medicinas hasta ahora cubiertas por el sistema de Salud.
A los inmigrantes sin documentación se les retira todo apoyo social porque han pasado a ser personas de segunda.
En este sistema, poco a poco, sin ruido, se están perdiendo en Aragón cientos de puestos de trabajo. Se está destruyendo el tejido social y empresarial que tantos esfuerzos humanos y económicos había costado levantar. El sector público está cercano a comenzar su desmantelamiento, ha comenzado a no sustituirse las vacantes justo en un momento en el que la demanda es cada vez más elevada.
Muchos de estos recortes, muchas de las propuestas que se están escuchando, nos conducen de vuelta a formas de acción social propias de la beneficencia.
Sentimos miedo por el sistema que hemos ayudado a construir y que se está deshaciendo día a día como un azucarillo y en silencio.
Cuando nos metimos profesional o voluntariamente a trabajar en el ámbito del Sistema de Servicios Sociales lo hicimos movidos por la convicción de qué otro mundo era posible. Con la convicción de que había una serie de derechos universales para todos los seres humanos. Con la convicción de que queríamos construir un mundo más justo e igualitario en el que unos mínimos de protección fueran garantizados para todos y todas.
Con nuestro saber profesional hemos ayudado a fortalecer nuestras comunidades, hemos ayudado a crear grupos, hemos protegidos a miles de personas, hemos construido una sociedad con un mínimo de dignidad y en la que nos encontrábamos a gusto. Todo eso está en serio peligro.
Nuestras profesiones se caracterizan por tener a las personas en el centro de su atención. Nuestra conciencia profesional nos obliga a tomar partido. Es el tiempo de la coherencia con los principios que proclamamos como inspiradores de la intervención social, esos mismos principios que planteamos a nuestros usuarios cuando realizamos nuestro ejercicio profesional: la capacidad de mejora, la proactividad, la participación. A menudo les decimos que no basta con quejarse, que tienen que tomar la vida en sus manos y actuar para mejorarla. Es el momento de dar ejemplo, de demostrar que nosotros estamos con ellos y por ellos.
Durante 40 años hemos construido, poco a poco un Sistema de Servicios Sociales cada vez más digno en el marco del Estado de Bienestar. Estamos orgullosos de lo conseguido. Creemos que debemos defenderlo. Creemos que debemos luchar para combatir el miedo y la desesperanza. Creemos que ser ciudadanos exige una actitud activa por la defensa de nuestro modelo de convivencia. La democracia está en serio peligro porque sin Estado Social no se puede hablar de verdadera democracia. No podemos permanecer callados. Es el tiempo de la lucha.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
¿QUÉ PUEDES HACER TU ANTE ESTA SITUACIÓN?
- Apoya y firma este Manifiesto.
- Apoya y firma el manifiesto ciudadano de la Marea Naranja
- Viste la camiseta naranja los viernes.
- Transmite a los correos electrónicos, creados al efecto, cualquier recorte del que tengas conocimiento en materia de servicios sociales.
- No te calles. No te quedes en silencio por educación cuando alguien ataque al sistema o al Estado de Bienestar. No te calles ante los ataques y las opiniones que denigran y atacan a las personas que se están quedando desprotegidas acusándoles de ser los culpables de la crisis, toma la palabra y denuncia a los auténticos culpables de la crisis. El 1 % de privilegiados que se está enriqueciendo incluso en medio de esta situación.
- Deja de ser políticamente correct@. Si estamos en un acto público y alguien defiende los recortes no aplaudas.
- Acude a las convocatorias de la Marea.
- Propón a otros participar en este movimiento ciudadano.
- Difunde los mensajes de la Marea en las redes sociales.
MAREA NARANJA ARAGÓN
Ya han firmado el Manifiesto 250 personas. Muchas gracias
SERVICIOS SOCIALES PARA TODAS Y TODOS
Marea Naranja Aragón 
No podemos rendirnos, cada día nos traen un desmán,una minoración de derechos, un incremento de obligaciones, un menosprecio hacia los ciudadanos y un mimo sinverguenza hacia los que esta crisis les está haciendo vergonzosamente mas ricos y poderosos… Animo y fuerza¡